viernes, 7 de junio de 2013

COMIENZOS...

Esta vuelta elegimos al azar el libro de Tununa Mercado, Yo nunca te prometí la eternidad para empezar, para que prueben un poquito y si les gusta sigan leyendo... el libro los espera en nuestra biblioteca:

1.
Se diría una lámina por el leve espesor que reivindica en esta materialidad que la tiene sepultada o, si se prefiere, en el tiempo que la ha dejado intentando dispersarla. Una película que no por ser tenue ha dejado de cubrirnos a los que nos hemos acercado a ella, la muerta, inquisitivos, como si se cumpliera el reclamo de una ley de gravedad que quiere retener, contener, asentar, transgredir la pulverización y asegurarse el volumen y el peso de las partículas. Nunca el polvo, parece decir la ley, escuchando así nuestro deseo. Y si quedan sus cenizas, arrojadas al viento como suele ser la voluntad con ciertos agnósticos, para no molestar a los demás con las inconveniencias de la muerte, habrán arraigado en los bosques del Ajusco, lugar de nieve en los inviernos de México, y habrán sido y estarán siendo en las hondonadas. Ella, la muerta, todavía recatado su nombre, lo musita en mis oídos sin embargo en una incitación que sólo podría palparse- siendo tan impalpable la materia de la muerte- por este impulso mío de escribirlo: Sonia, y de plegarme, pronunciándolo, al esbozo de persona que el nombre me sugiere al incitarme.



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