jueves, 13 de mayo de 2010

Recomendación radial


Esta vuelta queríamos recomendarles un excelente programa de radio: DONDE QUIERA QUE ESTÉS. Es de Radio Nacional, la radio pública, y se transmite en Posadas a través de LA VOZ CAPITAL en el 99.3 del dial. De lunes a viernes entre las 15 y las 17hs Alejandro Apo nos deleita con diversos cuentos, historias y reportajes. La invitada de honor, siempre presente, es la narración y el hilo conductor es el deseo de contar y escuchar historias.
Se lo recomendamos fervientemente, escúchenlo y después nos cuentan qué tal les pareció.

Un pedacito de libro para leer


Aquí estamos de vuelta, en la vorágine de la vida, entre idas y vueltas, entre cuestiones más domésticas y menos literarias. Pero siempre están ahí, esperándonos, los libros. En sus páginas duermen las palabras dejadas por otros como quien arroja una botella al mar, a la espera de ser despertadas, sacudidas, interpeladas. Palabras dormidas que desean en sus mejores sueños encontrar al lector que las recupere y que luego, también, las sueñe.
Algunos creemos que las personas estamos hechas del mismo material que nuestros sueños. Por eso los convidamos esta vez con un texto de Laura Devetach que de algún modo nos habla de eso y nos invita a la reflexión y la emoción. De su libro Diablos y Mariposas:


La Mariposa

Hace rato que Sidonia siente la inquietud. Es algo que venía burbujeando adentro, desde hacía tiempo. Ahora se le sale y escribe.

Hay una vez, esta vez, una mariposa que puso un huevo. El huevo maduró, creció la oruga que llevaba adentro y todo siguió su ritmo.
Cuando llegó el momento justo, la oruga salió y empezó a abrirse camino con un fino hilo de pasos. Anduvo y anduvo, alimentándose y dibujando el laberinto que la llevaría a la salida.

De pronto el pico de pájaro de un timbre detiene el cuento que se está escribiendo. Sidonia tiende otros hilos hacia la puerta.

La oruga siguió su trama y salió al aire. Tenía un hilo de seda con el que podía hacer más largo su laberinto. Andaba y se hamacaba. Recorrió extraños parajes hasta que encontró el lugar justo en el que pudo empezar a tejer su capullo y allí se quedó ovillada.

Sidonia regresa al cuento, sigue inquieta. Algo se le va de las manos, se le enreda. Vuelve al principio, agrega, da un rodeo, quita, cambia, rehace. Tiempo, hace falta tiempo. Punto.

Varios soles entibiaron el capullo, varios vientos lo azotaron, pero estaba muy bien sujeto, no podía perderse. La oruga había cumplido ya su vida de crisálida y buscaba la salida. Hilo a hilo se cortó el tejido y en el capullo apareció un agujerito por el que asomó y abrió las alas.
Como era tiempo de mariposas, mariposeó y se enredó en amores.

Todo transcurre y los hilos del cuento van tomando su lugar. Ya los dedos no cosquillean, pero Sidonia tiene ganas de atar cabos, por lo menos por ahora. Se está preguntando por dónde va a empezar a terminar cuando ve una mariposa que revolotea.

Después de haber amado, la mariposa salió a buscar un lugar para poner los huevos. Volvió al cuento en el que había nacido, explorando. Rozó viejos laberintos y siguió de largo, haciéndose pequeña mientras Sidonia la miraba, desde este lado de la ventana, ir haciéndose pequeña como un punto final.


¡ESPERAMOS QUE LES HAYA GUSTADO!